martes, 8 de noviembre de 2011

Capítulo 1.-

Lentamente, abrí los ojos. Me escocían un poco, apenas unas tenues lágrimas en ellos, pero dolían. Traté de no dramatizar mucho, sólo había sido un golpe, pensé.Y menudo golpe. La muñeca derecha me dolía y sentía un ligero mareo, aparte del olor a azúcar que notaba en el ambiente.
No sabía muy bien donde estaba, ante mis ojos se extendía un largo pasillo oscuro con varias puertas a cada lado.Olía a cerrado y a viejo, pero me encantó.
En mi defensa he de decir que nunca había estado en un lugar así.Concretamente, nunca había estado en la Tierra. Lo sé, lo sé, es raro, pero en cuanto lo explique mejor, quizás lo entendáis.
No soy ningún marciano ni nada parecido, ¿eh? Soy un ser humano, sí, como todos.O bueno, quizás no.
El caso es que aquella casa era grande y hermosa y misteriosa y vieja al mismo tiempo. Cuando advertí que me encontraba sola, dediqué unos minutos a analizar la situación:
Yo, Shianne, había ido por fin enviada a la Tierra, después de mucho tiempo esperando.Por una razón, obviamente, pero allí estaba. Y la sensación d elibertad me gustaba.
Sentada en un pequeño sofá que había en una de las habitaciones del piso inferior, estiré los brazos y los observé atentamente. Eran de un aspecto blanquecino y frágil, delgados y con unos dedos finos.Me toqué los pómulos, suaves y cálidos al tacto, e hice lo mismo con el resto de mi cuerpo.Nuca había tenido uno, y me sentía extraña.Oía y veía menos cosas de las que estaba acostumbrada, y mi cerebro actuaba más lento de lo normal.

Fue entonces cuando escuché otro ruido en el piso superior.Un ruido similar al que mi llegada había producido. Gabe y Sasha debían de haber llegado.

En cuanto a ellos respecta, no son familia directa mía, es más, ni siquiera había hablado nunca con ellos. quizás no lo necesitara. Cuando ambos bajaron las escaleras, no pude evitar emitir un leve gruñido,a modo de queja al ver el aspecto de Sasha.
Piel morena,pelo oscuro, ojos claros...No parecía tan frágil como yo.Y lo mejor de todo es que se suponía que éramos hermanas mellizas.
Detrás de ella bajaba Gabriel, osea, Gabe. A él si que le conocía, pues, de donde veníamos, ¿quién no conocía al arcángel de los arcángeles? él sí que se parecía a mi, pues tenía el mismo tono de piel que yo, y también parecía delgado. De su hombro izquierdo colgaba una ballesta dorada.Aquella imagen me hizo reflexionar durante una fracción de segundo sobre cuando me tocaría a mí empuñar algún tipo de arma.

No hablamos en todo el día;no hizo falta.Estábamos demasiado ocupados reorganizando nuestra casa. Obviamente, rechazamos el tener ese aparato endemoniado que de vez en cuando emitía sonidos molestos,'teléfono', creo que se llama.

Prefacio

Cada 50 años, ocurre un extraño fenómeno, si puede llamarse así,el cual cambia la vida de ciertas personas en ciertos momentos.
Estrellas diminutas, así las llamaban los tatarabuelos de nuestros bisabuelos. Personas que aparecían cada período de tiempo para ayudar a gente que lo necesitara.
Se que es una forma extraña de formularlo, pero a esas 'estrellas diminutas' hoy las llamaríamos ángeles.Sólo que entonces no tenían otra forma de nombrarlas.
Esta historia ocurrió no hace mucho tiempo en la ciudad que Nunca Duerme, Nueva York.
Es la historia de cómo la joven Shianne cambió la vida de cuantos a quienes rozó con su mirada congelada, pero sabia, de quien viene de un lugar diferente.


"Este es el comienzo de este relato, Aquí sin ti. No sé cuanta gente va a leerlo, pero haré lo posible porque aquellos pocos que lo hagáis disfrutéis de la lectura.
Podréis seguirme en tuenti, bajo el nombre de La Historia de Elle, en el que no actualizaré, si no que pondré novedades y todo eso.
Espero que lo disfrutéis"